lunes, 10 de diciembre de 2007

Sanidad de los Bonsai

Si contemplamos el reino vegetal desde el punto de vista de las ciencias biológicas, el concepto de salud (o su contraparte, el concepto de enfermedad) de un ejemplar resulta muy subjetivo. En cualquier habitat coinciden y coexisten diferentes especies vegetales de muy diversa edad junto con animales mayores y menores, insectos y demás artrópodos, hongos, bacterias y virus, interactuando entre sí una gran cantidad de ellos.

Usualmente, al contemplar un cierto ejemplar vegetal podemos eventualmente percibir un estado de magnificencia al que atribuimos el concepto de "planta sana" y contrariamente, cuando percibimos un estado de decaímiento o aspecto afectado atribuimos el concepto de "planta enferma". Si realizáramos un análisis microscópico o microbiológico de un determinado ejemplar "sano" probablemente podríamos sorprendernos al hallar presentes determinados microorganismos usualmente causantes de alguna enfermedad, y contrariamente, en una planta "enferma" podríamos no encontrar rastro alguno de organismos o microorganismos perjudiciales.

¿Cómo entender esto? Primero de todo, concentrémonos en una planta "sana". A partir del análisis del término "síntoma" - es decir, la manifestación visible de una lesión o enfermedad- podemos claramente comprender que una planta puede albergar en su ser a organismos o microorganismos causantes de patologías y sin embargo no manifestar dicha patología de manera evidente. La abundancia de estos ejemplares portadores asintomáticos de determinadas patologías vegetales en la naturaleza nos obliga a ser precavidos a la hora de introducir en nuestros jardines o colecciones privadas vegetales recolectados en el campo o adquiridos en viveros.

Recurriendo al caso contrario, cuando observamos una planta "caída", con coloración de hojas inusuales o pérdida de hojas pensamos inmediatamente en tal o cual enfermendad o plaga. Pues bien, en muchos casos estos síntomas no obedecen a agentes biológicos sino a causas ambientales: sustrato inadecuado, excesiva humedad ambiente, falta o exceso de riego, falta o exceso de nutrientes, insuficiente o excesiva exposición al sol, etc.

De lo anterior resulta evidente que a la hora de realizar un diagnóstico del estado sanitario de un vegetal debemos proceder con precaución y método a fin de no llegar a conclusiones equivocadas que perjudiquen aún más el estado del vegetal. Un diagnóstico correcto de la afección y un tratamiento inmediato contribuirán increíblemente a la mejoría y bienestar del ejemplar afectado, por lo tanto dedicamos un capítulo íntegramente a este tema.

Un bonsai (en rigor, un cierto vegetal o incluso cualquier ser vivo) nos regala gratuitamente una infinidad de sensaciones agradables y nos inspira una infinidad de pensamientos y reflexiones edificantes. Al preocuparnos continuamente por el bienestar de nuestros bonsais realizamos una humilde muestra de gratitud y respeto hacia nuestra fuente de inspiración y deleite, y contribuimos a fortalecer ese vínculo especial entre el bonsai y su artífice-amigo.

Prevención

Varias civilizaciones orientales afirman que el concepto popular de salud está estrechamente relacionado con la armonía interior: de la misma manera que una persona que no sufre de stress (o lo canaliza adecuadamente) se enferma menos frecuentemente que una persona estresada, una planta cultivada en un ambiente propicio se desarrolla más vigorosamente y resiste mejor el ataque de plagas y la ocurrencia de enfermedades.

Resulta evidente, entonces, que la prevención constituye un factor imprescindible para la salud de los bonsai y de cualquier ser vivo.

El bonsaísta dispone de las siguientes medidas de prevención, que serán integradas en una estrategia de prevención acorde al contexto donde cada bonsaísta cultive sus ejemplares.

Cultivar la planta en un ambiente favorable.

Esta medida constituye uno de los pilares fundamentales de la prevención e involucra:

  • Utilizar recipientes de tamaño adecuado
  • Utilizar sustratos de excelente drenaje y buena retención de agua. Además de permitir un normal crecimiento y desarrollo de las raíces, esta medida evitará la proliferación de ciertos hongos patógenos que causan pudrición de raíces y corona.
  • Proveer riego suficiente (es decir, evitar excesos de riego o riego insuficiente)
  • Fertilización adecuada. Normalmente, el principal error al iniciarse en el cultivo de plantas es la sobredosis de fertilizante, que frecuentemente termina matando a la planta. Las necesidades de nutrientes de un bonsai son menores a las de un individuo de especie similar no convertido en bonsai, por ello, será siempre conveniente utilizar cantidades modestas de fertilizantes.
  • Proveer temperatura ambiente y exposición al sol adecuada para la especie en cuestión.

Evitar el ingreso de plagas o patógenos al jardín o colección privada.

  • Eliminar el suelo original que viene con el plantín. Frecuentemente, los microorganismos patógenos más perjudiciales se hallan presentes en el suelo, como una forma de supervivencia ante períodos de ausencia de vegetales susceptibles en la zona. Es conveniente sopletear agua con una manguera de lluvia fina a fin de lavar las raíces; esto permitirá además poder observar el estado de las raíces y eliminar aquellas en mal estado.
  • Desinfectar todo material vegetal que ingrese al jardín o colección. Lavar con agua con lavandina al 2% todo material recolectado en la naturaleza o adquirido en un vivero y pulverizar algún insecticida y/o fungicida.
  • Impedir el ingreso a nuestro jardín o colección privada de ejemplares que exhiban síntomas de enfermedades o estén siendo atacadas por plagas difíciles de controlar.
  • Pulverizar periódicamente con insecticidas o fungicidas aptos para combatir plagas o enfermedades presentes en la zona; esto permite que la plaga o enfermedad no prolifere o se mantenga dentro de niveles no perjudiciales.

Tratamientos curativos

Una vez que cierta plaga o enfermedad se declara en determinados ejemplares del jardín, deberá procederse inmediatamente a identificarla y combatirla, de manera de minimizar el daño a la planta y evitar una mayor dispersión de dicha afección.

A la hora de decidirse por un tratamiento químico (que en producción de bonsai resulta el más eficaz y rápido) deberán tenerse presente las siguientes recomendaciones:

- Leer cuidadosamente el marbete (el prospecto) del producto en cuestión y seguir al pie de la letra las instrucciones

Esto, que normalmente parece obvio, pero que en la práctica no suele cumplirse estrictamente involucra:

  • Dosificación correcta del producto: por una cuestión de costos, es muy frecuente reducir la dosis, lo cual reduce la efectividad del tratamiento. Por desconocimiento, la gente inexperta suele incrementar la dosis para intentar mayor efectividad provocando a menudo la intoxicación de la planta.
  • Respecto de las normas de aplicación: los plaguicidas resultan nocivos para la salud humana y animal, con lo cual será obligatorio manipularlos y utilizarlos concienzudamente. Esto incluye:
  • Aplicar plaguicidas únicamente en lugares alejados de alimentos, mascotas, cuerpos de agua, huertas o depósitos de forraje.
  • Aplicar en momentos de quietud del aire. La ley prohíbe la aplicación a campo de plaguicidas si la velocidad del viento supera los 15 km/h. Si bien esta reglamentación no sería aplicable para aplicaciones hogareñas, tienen su razón de ser así que recomendamos respetarla. Jamás deberá efectuarse una aplicación si hay vientos o brisa fuerte ya que además de aumentar el riesgo de intoxicación para la persona que está aplicando, disminuye la calidad de la aplicación y se corre el riesgo de afectar otras dependencias de la casa (por ej. que ingrese producto pulverizado a la casa o contamine estanques, etc.)
  • Almacenar los productos en un lugar alejado de alimentos, niños y mascotas, ventilado, fresco y protegido de la humedad.
  • Usar implementos de seguridad tales como antiparras, barbijo o máscara respiradora, botas y según el caso un mameluco impermeable utilizado exclusivamente para pulverización.

- Preparar el producto y aplicarlo a la brevedad. Es aconsejable preparar únicamente la cantidad de mezcla que se utilizará en el día.

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