En el mundo del bonsái, no existe una regla preestablecida en cuanto a valoración visual de un ejemplar. Sin embargo es común que la gente, aun no siendo entendida en el tema, concuerde en distinguir un buen ejemplar de otro que no lo es tanto. Tiene lógica esto?... claro que sí: el arte en general no tendría sentido si solo pudiera ser apreciado por entendidos. Tomemos por caso la música. Cuántos de nosotros somos expertos instrumentistas, compositores o intérpretes?; la mayoría solo conocemos lo básico, como las notas musicales y el pentagrama, y alguna canción ejecutada con la guitarra criolla. Aun así, escuchamos cantar a Soledad Pastorutti y reconocemos su talento y sus virtudes, independientemente de si nos gusta o no el género musical que ella interpreta. Pues bien, ese sentido artístico que poseemos (no todos, pero si la mayoría de nosotros) nos permite valorar las diferentes expresiones artísticas y claro, quien profundiza su conocimiento en determinado arte es capaz además, de justificar o argumentar dicha valoración. En nuestro arte existen ciertos puntos básicos, comunes y fundamentales para ser una muy buena obra. Eso intentaré transmitir en este artículo.
Antes de entrar a fondo en este tema, recordemos que un bonsái es arte viviente. Crece y se desarrolla.
Tengamos en cuenta también, que de cada especie que decidamos convertir en bonsái, tendremos ejemplos naturales a tamaño completo, y que cada variedad tiene en su hábitat natural sus propias características. El objetivo que debemos perseguir será imitar dichas características, acentuándolas cuando sea posible para dar una mayor sensación de vejez.
1. “NEBARI”
Entendamos que la edad real de un bonsái no es tan importante como la edad que representa o aparenta, gracias al trabajo de su dueño o mejor dicho, de su cuidador.
En un árbol que pretenda parecer muy viejo es fundamental la conjunción de ciertos factores, quizá el más importante de ellos sea el “nebari”, es decir la parte visible de las raíces que nacen del cuello del tronco.
Cuando nace una planta en la naturaleza, ésta busca afirmarse al suelo, ganar profundidad asegurándose la obtención de agua inclusive en épocas secas, y firmeza para desarrollar y sostener lo que serán su tronco y copa. Para lograr esto, ellas desarrollan una raíz gruesa y fuerte, de crecimiento recto. Esta raíz se llama “pivotante”. Para toda planta de crecimiento vertical, esta raíz “principal” es fundamental antes de ganar altura. Pues bien, en bonsái nos deshacemos de ella inmediatamente. Al hacerlo, la planta puede dedicar su energía al desarrollo de raíces laterales, que es lo que un árbol comienza a hacer una vez que la pivotante ganó la profundidad necesaria. El desarrollo de las raíces laterales se optimiza trasplantando el árbol a una maceta de poca profundidad.
Ahora bien, hasta aquí fueron los conceptos generales del nebari. Veamos los casos particulares:
a) HAPPO NEBARI
Así se denomina a la formación del nebari en forma circular y proporcionada, con raíces laterales gruesas.
b) BAN KON
Si dejamos un HAPPO NEBARI evolucionar, manteniendo sus condiciones de maceta chata, las raíces comenzarán a soldarse unas a otras, llegando a formar algo así como “tablas” formadas por estas uniones. Es muy visto en buergerianum y palmatum
c) KATA NEBARI
Es el caso del crecimiento de gruesas raíces de un solo lado de la planta y no en toda su circunferencia. Los estilos que se benefician mucho de esto son kengai, han kengai y shakan, ya que les da una mayor impresión de firmeza, contrapesando la dirección de crecimiento de la copa y tronco.
Próximo tema: “tachi agari”
2 comentarios:
Muy bueno Sugi! Susana Giménez habló de Ud en la tele... dice que va a iniciarle acciones legales por "discriminación oral" :)
Buen articulo, estoy de acuerdo contigo aunque no al 100%:)
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